
Ruperto Oliver Moscoso Carrera
November 16, 1955 ~ July 5, 2025
Born in: Lima, Peru
SPANISH:
Con profundo pesar, la familia Moscoso comunica el sensible fallecimiento de Ruperto Oliver Moscoso Carrera, hijo de Carlos Raúl Moscoso Marengo (†) y Graciela Esperanza Carrera Villegas (†), quien partió a la presencia del Señor el 5 de julio de 2025, tras una vida marcada por el trabajo, servicio, dedicación, valentía y el amor incondicional hacia su familia.
Nacido en Lima, Perú, el 16 de noviembre de 1955, creció en el distrito de Surquillo, en la primera cuadra del jirón San Carlos. Fue el tercer hijo de cinco hermanos: Walker Raúl Moscoso Carrera, “Wally” (†); Carlos Alfredo Moscoso Carrera, “Kiko”; Ruperto Oliver Moscoso Carrera, “Ruper” (†); Lourdes María Moscoso Carrera, “Lula”; y Ana María Moscoso Carrera, “Nany”. Compartió con sus hermanos y primos una infancia difícil pero colmada de recuerdos inolvidables en un hogar humilde, forjado sobre sólidos valores del amor, unidad familiar y un constante deseo de superación. Esa base afectiva fortaleció su carácter para crecer, desarrollarse y afrontar cada etapa de su vida con integridad.
Cursó estudios en los colegios San Vicente de Paúl, Ricardo Palma y culminó su secundaria en el colegio Scipión Llona. Posteriormente, egresó de la Escuela de Guardias de la Guardia Civil del Perú y, mediante un gran esfuerzo, se graduó adicionalmente como contador en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega.
Dedicó 31 años de su vida al servicio en la Policía Nacional del Perú, destacándose en unidades como Control de Disturbios, Dirección de Personal, Dirección contra el Terrorismo, Tránsito Vehicular, Unidades de Turismo y Antidrogas, así como en las comisarías del Callao y Villa María del Triunfo. También fue docente en el Colegio PNP Túpac Amaru, donde dejó un valioso legado al contribuir a la formación de futuros profesionales que engrandecieron al Perú. Sus estudiantes lo recuerdan con admiración y gratitud por el impacto que tuvo en sus vidas. En sus días libres cumplió labores adicionales, como captura de vehículos requisitoriados, custodia de bancos y resguardo de material explosivo para las minas de la nación.
Uno de los momentos más significativos y dolorosos de su carrera fue el pertenecer a la Unidad Antiterrorista PNP, que operaba en la zona de emergencia de Uchiza en la selva peruana, liderado por su hermano Wally. En una artera emboscada perpetrada por Sendero Luminoso, combatió valientemente en situación desfavorable y resultó gravemente herido. En dicho evento, perdió a su hermano Wally, quien entregó la vida heroicamente por el país y es considerado un mártir de la Policía Nacional del Perú. En las ceremonias conmemorativas celebradas por la PNP, Ruperto siempre fue un invitado de honor.
Tras su retiro, continuó trabajando incansablemente en diversas áreas, como en la investigación de accidentes de tránsito y servicios de seguridad para empresas particulares, servicio de grúa, transporte médico y mudanzas con su querida camioneta.
Su extensa trayectoria laboral reflejó su espíritu luchador y perseverante que lo impulsó, con mucho sacrificio, a sacar adelante a su familia, forjando hijos profesionales, de los cuales se sintió siempre muy orgulloso y marcaron en él una huella indeleble de su vida.
Apasionado del fútbol y ferviente hincha de Universitario de Deportes, Ruperto se destacó como arquero en varios equipos locales. Asimismo, sentía una afición por los autos, en especial por su icónico Mercedes-Benz W123, el cual restauró con brillante dedicación y esmero. Como gran amante del karaoke, la música fue también otra de sus grandes pasiones. Disfrutaba especialmente de la salsa, la cumbia, la música criolla y la música romántica. En sus últimos días, las canciones que más lo acompañaron fueron “It’s Now or Never” y “My Way” de Elvis Presley. Ruperto también disfrutaba ejercitarse y cargar pesas, una rutina que adoptó desde muy joven con entusiasmo y que, con el tiempo, resultó ser de gran ayuda durante su tratamiento. Incluso llegó a encargarse de la administración del gimnasio de la Comisaría de Villa María del Triunfo.
Alegre, amoroso y carismático, Ruperto siempre estuvo rodeado de amigos con quienes compartía entrañables recuerdos de su época en el colegio Scipión Llona y de su promoción de la Escuela de la Guardia Civil del Perú, “Los Dragones”, quienes siempre le expresaron un profundo cariño y respeto. También mantenía una cercana amistad con sus compañeros del barrio de San Carlos, cuadras 1 y 2, con quienes continuaba jugando fútbol y rememorando vivencias del pasado. Participaba activamente en reuniones, tertulias y visitas a compañeros enfermos, ofreciendo su apoyo, consuelo y alegría. Su risa contagiosa y su vocación de servicio al prójimo permanecerán vivos en la memoria de todos los que lo conocieron y lo amaron.
En el ámbito familiar, Ruperto fue un ser entrañable: contador de chistes y anécdotas, cariñoso con sus hijos, juguetón con los niños, siempre atento a cumpleaños y fechas importantes, que registraba con esmero en su inseparable agenda. El 26 de agosto de 1989, se casó con Katty Ibonne Cabrera Pacífico y juntos construyeron un maravilloso hogar lleno de amor, con sus hijos Walker Raúl Moscoso (mecánico de aviones de Southwest y casado con Nina Moscoso), e Ibonne Kattyushka McClintock (abogada y casada con Bob McClintock), y sus adorados nietos Murphy James McClintock, Connell Rit McClintock y Oliver Raúl Moscoso. Ruperto amó profundamente a su familia, sin escatimar tiempo ni dinero para lograr su mayor sueño: Ver a sus hijos plenamente realizados. Cada esfuerzo y sacrificio estuvo guiado por su compromiso con el bienestar de sus seres queridos, a quienes infatigablemente dedicó su vida con amor incondicional, entrega y orgullo.
Hasta el final, mantuvo un lazo profundo y constante con sus hermanos Kiko, Lula y Nany, con quienes compartió no solo recuerdos de infancia, sino también una relación de apoyo, amor, cariño y cercanía inquebrantable.
Desde el 2010, luchó con admirable fuerza y dignidad contra el cáncer, logrando estabilizarse y mejorar durante varios años. Sin embargo, la enfermedad reapareció en su último año, lo que llevó—por decisión de sus hijos y con el apoyo de su sobrina y doctora, Mónica Félix Moscoso—a viajar a Maine, EE.UU. Ruperto fue recibido con calidez y profesionalismo, y gracias al dedicado cuidado del equipo médico e intérpretes de MaineHealth—especialmente del Dr. Tchekmedyian, Dr. Alana, Dr. Neal y Dr. Camuso—pudo disfrutar de una mejor calidad de vida durante varios meses, por lo cual la familia estará eternamente agradecida.
La misa se realizará el sábado 12 de julio de 2025, a las 10:00 a.m., en la iglesia Sacred Heart, en Portland, Maine, seguida por su entierro en el Gray Village Cemetery. La familia agradece sus muestras de condolencia.
Su legado de valentía, entrega, sacrificio y amor vivirá para siempre en el corazón de su familia y de quienes tuvieron la fortuna de compartir con Ruperto el complejo recorrido de la vida.
ENGLISH
With deep sorrow, the Moscoso family announces the passing of Ruperto Oliver Moscoso Carrera, son of Carlos Raúl Moscoso Marengo (†) and Graciela Esperanza Carrera Villegas (†), who departed to be in the presence of the Lord on July 5, 2025, after a life marked by hard work, service, dedication, courage, and unconditional love for his family.
Born in Lima, Peru, on November 16, 1955, he grew up in the district of Surquillo, on the first block of Jirón San Carlos. He was the third of five siblings: Walker Raúl Moscoso Carrera, “Wally” (†); Carlos Alfredo Moscoso Carrera, “Kiko”; Ruperto Oliver Moscoso Carrera, “Ruper” (†); Lourdes María Moscoso Carrera, “Lula”; and Ana María Moscoso Carrera, “Nany.” He shared with his siblings and cousins a difficult childhood, yet one filled with unforgettable memories in a humble home built on strong values of love, family unity, and a constant drive for self-improvement. This emotional foundation shaped his character, allowing him to grow, develop, and face each stage of life with integrity.
He attended San Vicente de Paúl School, Ricardo Palma School, and completed his secondary education at Scipión Llona School. He later graduated from the Peruvian Civil Guard Police Academy, and through great effort, also earned a degree in accounting from Inca Garcilaso de la Vega University.
He devoted 31 years of his life to serving in the National Police of Peru, distinguishing himself in units such as Riot Control, Personnel Department, Anti-Terrorism, Traffic, Tourism, and Anti-Narcotics, as well as in the police stations of Callao and Villa María del Triunfo. He also served as a teacher at the PNP Túpac Amaru School, where he left a valuable legacy by contributing to the education of future professionals who went on to bring honor to Peru. His students remember him with admiration and gratitude for the lasting impact he had on their lives. On his days off, he also took on additional tasks such as recovering stolen vehicles, guarding banks, and securing explosive materials for national mining operations.
One of the most meaningful and painful moments of his career was serving in the PNP Anti-Terrorism Unit, operating in the emergency zone of Uchiza, in the Peruvian jungle, under the leadership of his brother Wally. In a brutal ambush by the Shining Path, he fought valiantly under dire circumstances and was seriously injured. During this event, he lost his brother Wally, who heroically gave his life for the country and is remembered as a martyr of the National Police of Peru. Ruperto was always an honored guest at PNP commemorative ceremonies.
After retiring, he continued working tirelessly in various fields, including traffic accident investigations and security services for private companies, tow truck operations, medical transport, and moving services using his beloved truck.
His extensive career reflected his fighting and persistent spirit, which, through sacrifice, enabled him to raise and support his family, proudly guiding his children to become accomplished professionals. They were his greatest pride and left an indelible mark on his life.
A passionate soccer fan and devoted supporter of Universitario de Deportes, Ruperto stood out as a goalkeeper for several local teams. He also had a strong passion for cars, especially his iconic Mercedes-Benz W123, which he restored with remarkable dedication and care. As a karaoke enthusiast, music was also one of his greatest joys. He especially enjoyed salsa, cumbia, and both criolla and romantic music. In his final days, the songs that accompanied him most were “It’s Now or Never” and “My Way” by Elvis Presley. Ruperto also enjoyed working out and lifting weights, a routine he enthusiastically adopted from a young age and that, over time, proved to be of great help during his treatment. He even took on the management of the gym at the Villa María del Triunfo police station.
Cheerful, loving, and charismatic, Ruperto was always surrounded by friends with whom he shared cherished memories from his time at Scipion Llona School and his class at the Peruvian Civil Guard Police Academy, “Los Dragones,” who always showed him deep affection and respect. He also maintained close friendships with his neighbors from the San Carlos neighborhood, blocks 1 and 2, with whom he continued playing soccer and reminiscing about the past. He took an active part in gatherings, friendly get-togethers, and visits to ill companions, offering support, comfort, and joy. His infectious laughter and unwavering commitment to serving others will live on in the hearts of all who knew and loved him.
Within his family, Ruperto was a deeply beloved presence. Always telling jokes and stories, affectionate with his children, playful with the little ones, and attentive to birthdays and special dates, which he carefully recorded in his trusty planner. On August 26, 1989, he married Katty Ibonne Cabrera Pacífico, and together they built a wonderful home filled with love, raising two children: Walker Raúl Moscoso (an aircraft mechanic at Southwest Airlines, married to Nina Moscoso) and Ibonne Kattyushka McClintock (an attorney, married to Bob McClintock). He was also a proud and loving grandfather to Murphy James McClintock, Connell Rit McClintock, and Oliver Raúl Moscoso.
Ruperto loved his family deeply, never sparing time or expense in pursuit of his greatest dream: to see his children fully accomplished and happy. Every effort and sacrifice he made was guided by his unwavering commitment to the well-being of his loved ones, to whom he devoted his life with unconditional love, selflessness, and pride.
Until the end, he maintained a close and unbreakable bond with his siblings Kiko, Lula, and Nany, sharing not only childhood memories but a deep relationship of support, love, affection, and closeness.
Since 2010, he had fought with admirable strength and dignity against cancer, managing to stabilize and improve over several years. However, the disease recurred in his final year, which—by the decision of his children and with the support of his niece and doctor, Mónica Félix Moscoso—led him to travel to Maine, USA. Ruperto was received with warmth and professionalism, and thanks to the dedicated care of the medical team and interpreters at MaineHealth—especially Dr. Tchekmedyian, Dr. Alana, Dr. Neal, and Dr. Camuso—he was able to enjoy a better quality of life for several months, for which the family is eternally grateful.
A funeral mass will be held on Saturday, July 12, 2025, at 10:00 a.m. at Sacred Heart Church in Portland, Maine, followed by burial at Gray Village Cemetery. The family deeply appreciates your expressions of sympathy.
Ruperto’s legacy of courage, dedication, sacrifice, and love will live on forever in the hearts of his family and all who had the privilege of walking life’s path alongside him.
No hay palabras suficientes para describir el dolor que siento al despedirme de ti. Aún me cuesta creer que ya no estés aquí, que tu voz se haya silenciado y que tus abrazos solo vivan ahora en mi memoria.
Gracias por cada momento, por cada enseñanza, por cada gesto de amor. Me duele el alma, pero también me consuela pensar que ya estás en paz, libre de todo dolor, rodeado de luz.
Tu hermana Nany ♥️🙏
Primo Ruper
Eres mi mayor, pero jamas lo sentí asi. De hecho compartimos la experiencia de La Colonia Vacacional. Mientras que Kiko dormia a todo dar, tu a tus 14 años mas o menos ya no sabias que hacer para calmar mi dolor de las ampollas en la espalda por el sol y tenia que dormir sentado en una silla jajajajajajaja. Esa misma bondad la he sentido en tu proteccion en el barrio y las memorias de la familia contadas con ese singular tono de voz y humor.
Dejame decirte que el Viernes que viajaba con mi esposa hacia Idaho, tenia la urgencia de llamarte. Sentia una presion en el pecho que debia llamarte como hice hace 3 semanas, pero por no molestar a mi esposa que no le gusta que maneje y hable por telefono no lo hice. No creo que podriamos hablar cuando estabas en un transito al cielo, pero si creo que senti tu despedida. Adios hermano. Te extrañare mucho.
Queridas familia,
No saben la pena tan grande que siento por la perdida de Ruper!!! La remembranza de su vida me ha hecho llorar otra vez, el consuelo que tengo es que ya no sufre y solo me queda recordarlo con su alegria y positivismo, siempre visitando a mi mama su tia Raquel y a mi hermano su primo German! Y a nosotros cuando llegabamos de Canada!!! Ese negro no se perdia una reunion familiar!!! Tengo una foto creo Que fue la ultima Navidad que paso en Lima y se reunieron en la casa de mi mama para el lonche navideno de primos!!! Descansa en Paz querido Ruper ya nos volveremos a ver cuando llegue el momento ahora disfruta la compania de Wally y Lalo de tus papas y el resto de la familia!!! Un abrazo hasta el infinito!!!
Hoy te recuerdo con el corazón lleno de gratitud y nostalgia.
Nunca olvido que fuiste tú quien me llevó por primera vez al gimnasio. Yo era solo un niño, pero contigo me sentía grande, fuerte, seguro… como si nada fuera imposible.
Me llevabas a pasear, y aún puedo verme sobre tus hombros, mirando los Ícarus en la vía expresa, . Para mí, esos momentos eran mágicos, como poder olvidarlos, jamás, me hacías sentir muy feliz.
Tu partida dejó un vacío enorme, pero tu recuerdo vive en cada paso que doy, en cada entrenamiento que hago, en cada paseo que ahora hago pensando en ti.
Gracias por ser parte tan importante de mi infancia y por dejarme memorias tan bonitas.
Tu presencia se extraña cada día, pero tu amor y tu alegría siguen vivos en mí.
Descansa en paz primo querido !
Señor lo tenga en su Gloria. Mucha fuerza y un abrazo a la distancia.
Querido primito Ruper, siempre te recordaré con tu hermosa sonrisa y tu abrazo caluroso diciéndome hola primita !
Solo es un hasta luego, será lindo volverte a ver .
Te envio todo mi cariño hasta donde te encuentras ahorita.
Feliz de saber que ya estás reunido con tus padres y hermano.Hoy están de fiesta en los cielos.
Con mucho cariño tu prima
Hermano querido dejas un gran legado, digno de imitar y muy difícil de igualar, pero haremos el esfuerzo para alcanzar aquello que siempre soñaste: Una familia unida en el amor.
Descansa en paz mi amado hermano Ruperto.
Tío Rupert siempre recordaré esa risa tan contagiosa que tenías, irás ahora a compartirla en los cielos, que Dios te reciba y tengas la paz que todos soñamos, algún día te reencontrarás con toda la familia entera. Descansa en paz
siento en el alma tu pronta partida, sé que descansas ahora feliz y sin dolores, junto a nuestra familia que vive en ese mundo celestial con Dios, los recordamos cada día, solo sus presencia física ya no están, más, su espíritu siempre nos acompaña en cada momento inolvidable.
Te recuerdo desde muy niño, por ejemplo: corriendo durante el recreo, por todo el patio del colegio de la Parroquia San Vicente de Paul, con seis o siete años y, en una travesura tuya agarraste una abeja que te picó muy fuerte en un dedo, tus hnos te auxiliaron.
Recuerdo verte visitando mi casa, las reuniones familiares, siempre muy positivo y alegre con tu risa fuerte.
Como deportista, te vi en el estadio de Surquillo, Carlos Moscoso, volando de palo a palo para atajar una pelota.
Buen jugador de ajedrez, lo vi varias veces jugando con sus vecinos adolescentes de su calle San Carlos, jovencitos que ahora tendrán cincuenta años; así, de empático era. siempre una sonrisa amable.
Nos volvimos a encontrar en el colegio Scipion E. Llona, allí participó en el programa del ejército para alumnos de secundaria «refuerzos críticos».
Gracias por tu servicio al Peru como Policia Nacional.
Un abrazo al cielo querido primo Ruper te recordaremos siempre.
Un abrazo muy familiar a mis primos Carlos, Lurdes y Nany, a Catty y sobrinos Walker e Ivonne.
A pesar del vacío enorme que siento en el corazón, me da tranquilidad saber que ya no sufres más. Tu nombre siempre será recordado con felicidad y amor por aquellos que tuvimos la bendición de conocerte y sobre todo de llamarte familia. Muchas gracias por todos esos fines de semana en que me recibías en tu casa como un hijo más, hasta el día de hoy recuerdo tu Volvo, tu casa y todos esos hermosos momentos. Como olvidar la alegría que me dabas cuando nos encontrábamos en algún lado y me gritabas el reeey!!!!! Así ya sea todo un adulto. Ya nadie me dirá eso pero ahora sé que te llevo conmigo. Muchas gracias por todos esos momentos, los atesoro en un lugar muy especial de mi corazón. Muchas gracias también por mostrar siempre interés y entusiasmo por mi profesión. En el momento que regrese a volar sé que vas a estar acompañándome. un beso y abrazo infinito querido tío Rupert.❤️